diumenge, 4 de març del 2012

PILAR PEÑA LAFUENTE



TARRAGONA


Nacida en Zaragoza y residente en Tarragona desde 1946, tiene una trayectoria relativamente reciente, pero merecidamente premiada. Ha publicado su extensa obra en revistas nacionales e internacionales y en antologías poéticas. Ha publicado dos libros con gran éxito, “La ventana del tiempo”, poesía, y “Luna en Sagitario”, un extracto de sus memorias que a través de ellas nos acerca más a su corazón, como también lo hace al participar en esta antología de “Poetes de l’Ebre”, que siempre le agradecen que comparta su sensibilidad y calidad lírica.


El árbol
           
Soy como el viejo árbol
que el tiempo ha sacudido
y que a su sombra quise
cobijarme a su abrigo,
me guardó sabiamente
tantos años vividos
desde un amor profundo
del que fue fiel testigo
hasta el dolor mas hondo
que mi alma haya sufrido.

Bien sé que entre sus hojas
de soles y de fríos,
de nieves y de escarchas,
aún sigue siendo el mismo
porque sus ramas tienen
un secreto escondido.
como la vieja encina,
el milenario olivo
y el ciprés que hacia el cielo
llegará siempre altivo,
que ni el viento y la lluvia
jamás dejó vencido.

                                                                                                                     
Nuestra Señora del Pilar
(Doce de Octubre)

Fiesta de nuestra raza que así uniste
quedando ya esculpida en nuestra entraña
Reina y Señora, vos así escogisteis
desde tu cielo lo mucho que nos amas.
Sea bendita la hora en que viniste,
en tu carne Mortal Inmaculada,
y tus sagrados pies poner quisisteis
en vuestra Zaragoza que os aclama.
Columna de fulgor que tú elegiste,
junto al Ebro sumiso que lo baña,
sus cantarinas aguas te revisten
y en bravas Jotas tu figura alaban.
Faro resplandeciente que envolviste
dos Continentes que este día hermanan.
Bajo tu manto de consuelo asiste
los que tu nombre y patronazgo abrazan
Fe y Esperanza Madre, el pueblo os pide
Luz, refugio y Pilar de nuestra España.

                                    Tarragona, Octubre 2011


La tarde

Ha oscurecido el Sol
se rasga el cielo
en angustioso grito.
El agua va cayendo
con fuerza arrebatada
en el Calvario.
Jesús ha muerto.
Allí junto a la Cruz
María se cobija
bajo el oscuro manto.
En su rostro bellísimo
de lirios transparentes
se adivina el dolor
por la Pasión y muerte
de Su Hijo.
Aún pesan en sus manos
los Clavos, la Corona
de Espinas, tormento
que ha herido
su Divino Corazón.
Todo se ha consumido.
Las horas dejan paso
al fúnebre cortejo
que las horas envuelven
en la inmensa Soledad
de su camino.
Llora tarde...


En soledad

Sola con tu soledad,
dolor entre los silencios,
tus hermosas manos llevan,
clavos y espinas que hicieron
al hijo, y tu corazón
traspasado al sufrimiento.

El llanto cubre tu rostro,
entre lirio y crisantemo
y en el Calvario ha quedado
la cruz que llevó tu cuerpo.

Sola emprendes el camino
envuelta en tus pensamientos
que van saliendo a tu paso
al recordar su tormento
y con ellos vas dejando
tu amor, tu vida, tu aliento. 

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