FRANCESC MAYOR (Paco del Fruto)
ALDOVER
El amor eterno
Les vi venir de lejos
con paso lento y cansado
una pareja de viejos
contentos e ilusionados.
Él andaba muy curvado,
ella llevaba un bastón,
cogiditos de la mano
casi daban compasión.
Por el parque paseando,
cuando estuvieron cansados
se sentaron en un banco
como dos enamorados.
Él le recitaba un verso,
ella no decía nada
y de pronto le dio un beso
en su mejilla arrugada.
Miraban los pajaritos
con carita de inocentes,
igual que dos tortolitos
como dos adolescentes.
Yo que me encontraba
enfrente
al ver tal felicidad
les juro que, de repente,
sentí ganas de llorar.
Reflexión de navidad
Me gusta la Nochebuena,
y me gusta la Navidad,
pero también me da pena
ver tanta desigualdad.
Mientras aquí todo el
mundo,
derrochamos a placer,
en otras partes del mundo,
muchos ni pueden comer.
¿Cuántos abuelos habrá,
en residencias de ancianos,
que nadie les felicitará,
ni les tenderá una mano?
¿Cuántos pobres
desgraciados,
sin donde caerse muertos,
y niños abandonados,
que nadie les dará un beso?
Y mientras esto sucede,
nosotros en Nochebuena,
en Año Nuevo y los Reyes,
gastamos a manos llenas.
Nos gastaremos de media,
según encuestas fiables,
más de ochenta mil pesetas,
las próximas Navidades.
Y yo puedo asegurar,
que con menos de la mitad,
se podría celebrar,
una digna Navidad.
Jesús no quería lujos,
su vida fue predicar,
y ahora todo es jabugo,
langostinos y caviar.
¿Cómo nos hacen provecho
los manjares suculentos,
con tanta gente sin techo
y tantos niños hambrientos?
Mientras sepa que esto
existe,
para mí la navidad,
siempre tendrá un lado
triste,
esa es la pura verdad.
El río Ebro
Río Ebro, río Ebro,
quién te ha visto y quién
te ve,
tan potente y altanero
y tan hermoso a la vez.
¿Qué se han hecho las
riadas
y aquella fuerza imponente,
que inundando la moradas,
asustabas a la gente?
Yo siempre te maldecía,
por tu forma de actuar,
cuando a toda la familia
nos hacías evacuar.
Ahora ya te perdono,
lo que me has hecho sufrir,
te han bajado de tu trono,
y te han hecho sucumbir.
Entre pantanos y presas,
y trasvases por doquier,
han domado tu fiereza,
y te han rendido a tus
pies.
Da pena estar a tu lado
y dan ganas de llorar,
verte triste y humillado,
que apenas llegas al mar.
¿Cómo han podido los hombres
llegar a tal desatino,
que apenas si queda el
nombre
de enorme poderío?
No te rindas, compañero,
aunque te roben tus aguas,
y demuestra al mundo entero
aún te quedan agallas.
Confío en tus cuencas
bravas.
Antes solían decir,
se verán pasar las aguas
por donde solían ir.
© Francesc Mayor Pegueroles
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